Sutileza y jondura en el precioso recital de Sandra Carrasco y David de Arahal en Casares
La sutileza y la jondura de la obra que han creado de la mano esta pareja de artistas, Sandra Carrasco y David de Arahal, en su homenaje a Marchena, embelesaron al público. La magnífica actuación que puso el cierre a esta séptima edición perdurará por siempre en la memoria de quienes asistieron en la noche del sábado 29 de junio al festival Flamenco Rosa Fina de Casares.
Arrancaron los acordes de La Tarara interpretados por la guitarra de David de Arahal y rápidamente comprendió el público que el recital que empezábamos a oír iba a ser mágico. La percepción de la temperatura inusualmente baja para finales de junio se atenuó bajo el embrujo de la voz de Sandra Carrasco cuando empezó con la bulería La Luna tiene cerco, enlazó con la guajira en Los cuatro muleros y remató con la Milonga del Melón Sabroso. Una preciosa estampa situaba en el escenario a este par de artistas en complicidad total, bajo un iluminado centro cultural Blas Infante en la cima de la Peña de Casares.
El repertorio del recital de Casares viene recogido en el disco homónimo, Recordando a Marchena, una encomienda que, según dice, le encargó a Sandra Carrasco El Almonteño -su padre-, Cristóbal Carrasco Báñez, tras su fallecimiento, el 7 de octubre de 2021. Es el fruto de todo un año de trabajo profundizando en sus recuerdos y en el universo de Marchena, una propuesta artística que ha logrado materializar junto a un virtuoso David de Arahal, con el que firma los arreglos del disco; es parte indiscutible de la sensibilidad que emana la obra.
La Malagueña del Maestro Ojana, con permiso de don Antonio Chacón y del Niño de Marchena, tras la que Sandra elogió la guitarra de David de Arahal –su músico favorito– o la siguiente Llamarme por Soleá permitieron comprobar al público que este homenaje a Marchena no es una copia de la prolífica obra del cantaor, sino una interpretación libre y jonda que han logrado una pareja de artistas de grandísimas cualidades, en perfecta sintonía. Sandra Carrasco y David de Arahal han conseguido darle al repertorio escogido y adaptado en este Recordando a Marchena, si cabe, la profundidad de la que los críticos del Niño de Marchena dicen que adolecía. El resultado es, al mismo tiempo, una reinterpretación accesible y moderna, en línea con lo conseguido por Marchena en su tiempo, una obra de incuestionable calidad.
La magia del directo en Casares
Tiene grandes cualidades vocales la almonteña, que igual le permiten llevar los tercios a unos exigentes agudos de forma natural, susurrar con dulzura, frasear como Marchena o proyectar con intensidad en los fandangos. Este último fue, precisamente, uno de los momentos más especiales de la noche en Casares, cuando Candela -su hija- que estaba jugando en unos columpios junto al escenario, se acercó a la madre para que le cantara los fandangos de Almonte, tras los que cerró una preciosa actuación que perdurará por siempre en la memoria del festival Rosa Fina de Casares.
Fotografías: Claudia Ruiz Caro